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«Yo si fuera por Bombita sería peronista pero sigo siendo un gorila de mierda»
~ Borges hablando del peronismo
Jorge Luis Borges fue un connotado ciego, políglota, poeta, cuentista y ensayista nacido por accidente en la República Argentina. También ofició, con innegable maestría, de bibliotecario, conferencista, traductor y prologuista de libros, glosador de aljibes y zaguanes, compadrito de arrabal, letrista de milongas, inspector avícola y teórico del fútbol.
De ascendencia española, sajona, judía, zulú, Borges nació en Buenos Aires el 24 de agosto de 1899, en el seno de una familia acomodada y cosmopolita.
Algunos aseguran, empero, que este dato es una ficción literaria basado en documentos apócrifos, e incluso ciertos especialistas señalan, con irrefutables argumentos, que Borges nació simultáneamente en distintos puntos del orbe. Otros dicen, en cambio, que fue producto de numerosas y variopintas reencarnaciones a lo largo de los siglos, lo que explicaría la vastedad de sus lecturas y conocimientos.
La infancia del pequeño Georgie (así le llamaban sus familiares) transcurrió íntegramente al interior de la generosa biblioteca de su padre (llena de polvo por cierto, me extraña mucho que no tuviese alergia), Jorge Guillermo Borges, en la casa situada en el por entonces barrio extramuros de Palermo, en Buenos Aires. Mientras otros niños jugaban con caballitos de madera o pelotas de trapo, Georgie -que, según algunos biógrafos, ya leía en el vientre materno, del que nunca habría salido realmente- se esmeraba en escudriñar los extensos anaqueles poblados de preciosos volúmenes, la mayoría en lengua inglesa, y se maravillaba de encontrar las letras en el mismo orden en que las había dejado.
En estos tiempos lee el Quijote, en inglés, que se convierte en uno de los grandes acontecimientos de su vida (más tarde diría, al leer el original en español, que éste último le "pareció algo así como una mala traducción"). Escribe algunos cuentos fantásticos; traduce a Wilde para una revista literaria, a los nueve años. Aunque fuentes aseguran que tal traducción fue un mero ejercicio de recordar los varios consejos que le había dado a éstos autores.
A sus 15 años, el tímido jovén Borges decide crear a lo que sería su alter ego y compañero de toda la vida Adolfo Bioy Casares y comienza a construir San Isidro, para que en 1932 luego de una campaña mediática de dos años, ambos personajes se mostraran al mismo tiempo.
Todos dicen de que a los 17 era prostituto, debido a que siempre lo veian parado en la esquina y cobraba
A los 13 decide por fin asomarse fuera de la dichosa biblioteca, suceso tras el cual busca, con crecientes esfuerzos, establecer analogías entre los objetos de ese banal y ruidoso mundo y los vocablos que encontrara en los muchos libros leídos previamente. Todavía conservaba la vista y la salud, a pesar de sus incontables excesos cometidos... en la lectura de los clásicos.
A los 14 viaja con su familia a Ginebra, El mundo como Voluntad y Representación del entrañable filántropo Arthur Schopenhauer, con un diccionario a la mano (no se sabe si alemán-español, alemán-inglés u otra combinación bilingüe). Eran años de la Primera Guerra Mundial, de la que Georgie no tuvo noticia hasta bien entrado en la vejez.
Aproximándose a la veintena, Borges ya había leído todo lo que merecía la pena de leerse y algo más. Por entonces decide dedicarse sistemáticamente al oficio de vanguardia, de la que más tarde renegará. Lee con avidez a poetas contemporáneos, clásicos y futuros, gracias a un artilugio que habría encontrado en un sótano y que le permitió leer obras del porvenir y de otros mundos ( el aleph ); luego, escribe acerca de lo ilusorio e insustancial de la vida.
Conoce la obra de Whitman, a quien considera entonces el mayor poeta del universo, y declara que no venerarle ni imitarle equivale a un síntoma de idiotez crónica irreversible. Se aboca entonces a la composición de espléndidos poemas acerca de las espadas de los sajones, los cielos concéntricos, los ríos europeos, los crepúsculos suburbanos y otras menudencias, en verso libre, que gradualmente irá reemplazando por exquisitos hexámetros y alejandrinos.
Algunos biógrafos de mala fe sostienen que, en esta misma época, el joven poeta leía algunas revistas pornográficas de la época, a escondidas de la mirada escrutadora de su madre. No existen pruebas fehacientes para este dato.
Es por los años 40's en que Borges comienza a abjurar de la escritura en verso, algo agobiado por sus lecturas cada vez más frecuentes de Whitman, John Donne, manager.
Comienza así Borges a urdir las complejas tramas que le harán famoso en el orbe entero. Con una meticulosidad formidable, sus cuentos tratan de diversos temas: espejos alejandrinos, laberintos cretenses, espejos venecianos, laberintos persas, espejos árabes, bibliotecas babilonias... y así. Sus textos se cruzan también por hondas reflexiones acerca del tiempo, del infinito, de lo ilusorio, de la eternidad, de la divinidad, de las apariencias; el tópico del sexo queda rigurosamente excluido por sugerencia de la madre del escritor, aunque se rumorea que existen varios volúmenes de relatos eróticos esperando ser editados.
En sus años maduros, el infatigable Borges (que ya ingresaba de lleno en la ceguera por culpa de Julio Cortázar) incrementó su actividad, incluso la extra-literaria.
Además de seguir escribiendo magníficos cuentos y ensayos, y de retomar la poesía, comienza a vivir ávidamente nuevas experiencias en sus viajes a Europa y los Estados Unidos. Así, Borges empieza a interesarse en el rock and roll tras oír un LP de Mitch Ryder & the Detroit Wheels, en 1966, con la aguja del tocadiscos levantada. Esto le llevará a conocer, posteriormente (tal como indica el crítico e historiador Peter Capusotto), a personalidades del rock como Iggy Pop, con quien participa en desenfrenadas orgías en San Francisco. Experimenta reiteradas veces con ácido y peyote, y sus relatos breves se tornan cada vez más delirantes y psicodélicos, expandiéndose su mundo literario a los más lejanos confines del extremo oriente y a las culturas ancestrales de Mesoamérica, además de abundar en objetos numinosos y concepciones del tiempo que desafían toda lógica. Participa, en tex-mex, blandiendo su bastón de palo-rosa, e incluso escribe letras de canciones para connotados artistas chicanos.
Se dice que hacia 1970 incursionó en el boxeo en círculos underground de Los Angeles, con gran éxito; su paso por este deporte, sin embargo, habría sido breve a causa de la férrea oposición de su madre.
Las principales obras de Jorge Luis Borges, en orden cronológico, son:
Personalidades
Fulbo
Clubes
Jugadores
Otros
Políticos
Tribus urbanas
Televisión y Cine
Música
Geografía
Otros
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